Vasili Zaitsev

Hace unos meses escribimos sobre Simo Hayha, el francotirador más letal de la historia. La entrada de hoy la dedicamos a conocer la historia de un héroe de la Unión Soviética, uno de los francotiradores más letales de la historia, autor de la muerte de más de 200 soldados del ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial. Él es Vasili Zaitsev.


Vasili nació en 1915 en el imperio ruso. Desde muy joven empezó su andadura en la caza, principalmente de lobos, debido a la gran afición que tenía su abuelo y su padre. Sus comienzos fueron muy rudimentarios, ya que lo hacía con un arco. No fue hasta los 12 años de edad que empezó a portar armas de caza y comenzó a desarrollar una gran habilidad como tirador. “Usa cada bala a conciencia” era la frase que le decía su padre en los Urales cuando salían a cazar y la que recordaba defendiendo Stalingrado. En 1937, Vasili fue llamado a filas e ingresó como marinero. Nuestro protagonista solicitó ser destinado a un cuerpo de fusileros cuando la Alemania nazi invadió la URSS en 1941, estaba deseoso de entrar en acción y demostrar lo excelente francotirador que era, pero no llegó a Stalingrado hasta octubre de 1942. A partir de aquí se empieza a forjar su leyenda.

Vasili Zaitsev, antes de coger un fusil de francotirador, se inició en combate en el cuerpo a cuerpo, en la famosa “guerra de ratas” luchando en cada calle, en cada casa. Un día, un coronel observa la habilidad que posee nuestro protagonista a la hora de disparar y decide darle un francotirador. Pronto Vasili obtiene mucha fama y los periódicos le nombran constantemente relatando sus hazañas en el frente. Vasili mientras, recluta a compatriotas adiestrándolos como francotiradores, ignorando la propaganda que hacían sobre él para mantener la moral del ejército rojo y del pueblo ruso. Vasili y sus pupilos hicieron temblar de miedo a los alemanes durante las horas de luz en las ruinas de Stalingrado, ya que un solo movimiento que los delatara significaba los últimos segundos de vida del soldado alemán. Cuando nuestro protagonista tenía en su lista la cifra de 100 bajas enemigas, recibió la orden de Lenin, otorgada por comportamiento ejemplar. En sus memorias menciona sus experiencias como francotirador, sin remordimiento, diciendo lo que veía a través de la mira telescópica; “Sabías si el enemigo se había afeitado, si cantaba y la expresión de su rostro. Y mientras el objetivo se colocaba el casco o se tocaba la frente, tu elegías el mejor momento y la zona mortal para acabar con él y no sabía que eran sus últimos segundos de vida”

La obsesión de los altos mandos nazis era tan grande por eliminar a Vasili Zaitsev que mandaron a Stalingrado a su mejor francotirador para eliminar a nuestro protagonista. Su nombre era Erwin Konig al que dedicaremos una entrada en un futuro. El objetivo de alemán era únicamente matar a Vasili y dar un golpe moral al ejército ruso y a toda la URSS. La película Enemigo a las puertas escenifica perfectamente el duelo entre estos dos increíbles francotiradores. Estos dos tiradores estuvieron varios días moviéndose con sigilo, estudiando el terreno. El alemán eliminó a dos francotiradores soviéticos antes de enfrentarse contra Vasili. Sabían que estaban uno frente al otro, pero no se veían, estaban ocultos. Así estuvieron 3 días hasta que Konig cometió un error y con una serie de trucos realizados por Vasili logró que el alemán saliera de su escondite y lo eliminara. Pero esta historia no es del todo cierta, ya que hay historiadores que dicen que no está documentada por ningún bando y que Erwin Konig era un personaje ficticio y se trataba de otro francotirador. Aún así, la mira telescópica del francotirador alemán se conserva en el museo de las Fuerzas Armadas en Moscú. Sea realidad o no Vasili se convirtió en un héroe nacional. Se le atribuyen 250 bajas enemigas entre soldados y oficiales de alto rango.

En 1943 sufrió heridas en los ojos debido a la metralla de un proyectil que lo mantuvo alejado del frente. Al no poder luchar, se dedicó a formar francotiradores. En 1943 recibió la condecoración de “Héroe de la Unión Soviética”, que es la medalla de más alto rango otorgada por hazañas heroicas al servicio del estado y la sociedad soviética. Al finalizar la guerra, Vasili se marchó a Kiev a trabajar a una fábrica de textil. Sus hazañas durante la Segunda Guerra Mundial se siguen estudiando hoy en día en las escuelas militares de Rusia.

Murió el 15 de diciembre de 1991 en Kiev y tiene un lugar de honor en la colina Mamayev Kurgàn en la actual Volvogrado anteriormente llamada Stalingrado. En este cementerio reposan algunos de los combatientes más reconocidos durante la batalla de Stalingrado, es un monumento de reconocimiento a todos los caídos y de recuerdo por sus heroicas hazañas y la defensa de la Unión Soviética.

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